Y te doy la espalda, te doy la espalda porque es lo único que puedo hacer por nosotros.
¿Acaso no te das cuenta de todo lo que he dado por ti?
He renunciado a mis miedos, he intentado superarlos por y para ti.
¿Qué recibo a cambio?
Nada.
¿Acaso no te das cuenta?
¿Acaso tengo que gritar lo que quiero?
¿Acaso debo de tatuarme lo que deseo?
No.
Estoy cansada de darlo todo, y creo que veo el fin de esto.
Me he arriesgado tanto al pensar que todo podría salir bien, pero me he confundido.
Rectificar es de sabios.
Pero vuelvo a caer, vuelvo a caer en las redes del deseo, y como una estúpida vuelvo a darte una oportunidad.
Una, y no más.
