Ella está presente.

Huele a ella, está presente.
Su fragancia 
me acaricia los pómulos,
haciendo que me sonroje sin quererlo.

Huele a ella, está presente. 
Puedo notar el olor a canela,
a jazmín, a sus calles mojadas 
de gente que se deja acariciar por ella. 

Huele a ella, está presente.
En cada rincón, en cada esquina, 
en cada banco, en cada calada de aire fresco.

Huele a ella, está presente. 
Mi Granada, solo mía.